..frase peor para los oídos de una mujer que "No, negri, no me quedó de tu talle." Peor aún si va acompañada de una sutil pero despiadada mirada rebajante, que se encarga de observar minuciosamente cada uno de los centímetros de tu persona. Qué odio. Qué impotencia me da. Las miradas de cincuenta y siete albañiles concentran su poder en un solo par de ojos, que te scanean de pie a cabeza. Este combo terrorífico deja a la víctima con un shock emocional no muy fácil de superar.
La víctima se siente abatida, quiere que la tierra la trague, se arrepiente de las dos tortas fritas del recreo de las 10, mientras la victimaria se jacta de su talle 34. (Victimaria cuyas únicas dos neuronas suelen conectarse (si lo logran!) para decidir si se pone una pulsera roja o una naranja. ¡Qué dilema! ¡Qué difícil es salir de esa temible encrucijada! ¡¿Qué dirá la gente si ha de tomar la decisión equivocada?!
(Al margen de cualquier cosa.. no es de extrañar que al volver a casa, la víctima ahogue sus penas en un cuarto de dulce de leche granizado)
miércoles, 22 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
La vida es como una caja de bombones..
..que se termina cuando nos morimos.
Como fiel miembro y socia vitalicia de la agrupación "Jóvenes glotonas pero felices", surgió en mi mente la presente comparación entre la vida y una caja de bombones.
Mi espectacular vida es una Ferrero Rocher de 24 preciosuras esféricas, pero es subjetiva la marca y cantidad bombonera que cada uno aplique a la suya.
Sin más preámbulos y habiendo aclarado esto (? daré comienzo a la explicación de mi teoría.
Hablando desde mi experiencia (que no es poca), cuando me enfrento a una caja de bombones, lo primero que hago (después de recuperarme del orgasmo provocado por el estímulo visual de la misma) es morfarme un par de unidades de una. Sin pensarlo, voraz y sistemáticamente los mastico y los trago.
Pero a medida que se van terminando, los saboreo más y más, valorando cada segundo de esa fiesta de chocolate en mi boca, y temiendo el gran final.
Entonces empiezo a separar más suavemente el papel dorado que los cubre, con cuidado de no dejar ningún pedacito que pueda arruinar el suceso. Después los huelo. Luego guardo en mi retina ese momento con precisión (na, tampoco la pasión, pero queda mejor el relato). Y así, inaugurando la degustación con el "crunch" de la capa crujiente, los saboreo lentamente.
Así pasa con la vida según mi teoría. Vivimos apurados, queremos todo ya, ahora, rápido. Y cuando nos damos cuenta ya pasó. Tenemos que aprender a saborear las pequeñas cosas de todos los días. El tema está en que no llegue tarde ese "click". (O que al menos llegue). Porque como dijo Gabriel García Márquez:
Como fiel miembro y socia vitalicia de la agrupación "Jóvenes glotonas pero felices", surgió en mi mente la presente comparación entre la vida y una caja de bombones.
Mi espectacular vida es una Ferrero Rocher de 24 preciosuras esféricas, pero es subjetiva la marca y cantidad bombonera que cada uno aplique a la suya.
Sin más preámbulos y habiendo aclarado esto (? daré comienzo a la explicación de mi teoría.
Hablando desde mi experiencia (que no es poca), cuando me enfrento a una caja de bombones, lo primero que hago (después de recuperarme del orgasmo provocado por el estímulo visual de la misma) es morfarme un par de unidades de una. Sin pensarlo, voraz y sistemáticamente los mastico y los trago.
Pero a medida que se van terminando, los saboreo más y más, valorando cada segundo de esa fiesta de chocolate en mi boca, y temiendo el gran final.
Entonces empiezo a separar más suavemente el papel dorado que los cubre, con cuidado de no dejar ningún pedacito que pueda arruinar el suceso. Después los huelo. Luego guardo en mi retina ese momento con precisión (na, tampoco la pasión, pero queda mejor el relato). Y así, inaugurando la degustación con el "crunch" de la capa crujiente, los saboreo lentamente.
Así pasa con la vida según mi teoría. Vivimos apurados, queremos todo ya, ahora, rápido. Y cuando nos damos cuenta ya pasó. Tenemos que aprender a saborear las pequeñas cosas de todos los días. El tema está en que no llegue tarde ese "click". (O que al menos llegue). Porque como dijo Gabriel García Márquez:
"Cuidado con degustar solamente el bombón número 24"
No, mentira: "La experiencia llega cuando ya no nos sirve de nada"
Ahora no tienen excusas: ya se los advertí. Comamos lentamente los bombones de nuestras vidas, y degustemos mejor cada centímetro cuadrado de chocolate.
Ahora no tienen excusas: ya se los advertí. Comamos lentamente los bombones de nuestras vidas, y degustemos mejor cada centímetro cuadrado de chocolate.
La vida es como el agua de un lago..
..que bebemos sedientos después de caminar mucho.
Los sentidos a veces bloquean la razón: si llenas las manos de agua y la llevas rápido a la boca, no vas a saciar la sed. La vida se te va a escurrir de las manos. Si acercas el agua lentamente tampoco, porque los huecos entre los dedos van a hacer que se te escape de nuevo.
Dejemos las formalidades de lado, y acerquemos la boca directamente al agua, a la vida. Tomemos sin parar, hasta que estemos empapados de existencia. Que te importe poco que todos estén mirando tus ganas desaforadas (salvajes) de vivir. Los que miran tomando en vasos de champagne, terminan muertos de sed.
Los sentidos a veces bloquean la razón: si llenas las manos de agua y la llevas rápido a la boca, no vas a saciar la sed. La vida se te va a escurrir de las manos. Si acercas el agua lentamente tampoco, porque los huecos entre los dedos van a hacer que se te escape de nuevo.
Dejemos las formalidades de lado, y acerquemos la boca directamente al agua, a la vida. Tomemos sin parar, hasta que estemos empapados de existencia. Que te importe poco que todos estén mirando tus ganas desaforadas (salvajes) de vivir. Los que miran tomando en vasos de champagne, terminan muertos de sed.
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