..frase peor para los oídos de una mujer que "No, negri, no me quedó de tu talle." Peor aún si va acompañada de una sutil pero despiadada mirada rebajante, que se encarga de observar minuciosamente cada uno de los centímetros de tu persona. Qué odio. Qué impotencia me da. Las miradas de cincuenta y siete albañiles concentran su poder en un solo par de ojos, que te scanean de pie a cabeza. Este combo terrorífico deja a la víctima con un shock emocional no muy fácil de superar.
La víctima se siente abatida, quiere que la tierra la trague, se arrepiente de las dos tortas fritas del recreo de las 10, mientras la victimaria se jacta de su talle 34. (Victimaria cuyas únicas dos neuronas suelen conectarse (si lo logran!) para decidir si se pone una pulsera roja o una naranja. ¡Qué dilema! ¡Qué difícil es salir de esa temible encrucijada! ¡¿Qué dirá la gente si ha de tomar la decisión equivocada?!
(Al margen de cualquier cosa.. no es de extrañar que al volver a casa, la víctima ahogue sus penas en un cuarto de dulce de leche granizado)
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