martes, 18 de marzo de 2014

Los represores del Cordón Industrial tras las rejas

El TOF N° 1 condenó a 8 años y medio de cárcel común 
a los 3 genocidas de la primera causa juzgada en esa zona.

Manuel Casado se desempeñó como secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de San Lorenzo hasta el 25 de marzo de 1976. Luego de estar unos diez días secuestrado, período en el cual sufrió toda clase de tormentos, lo liberaron. Fue cesanteado de su trabajo en la municipalidad, y recién en 1990 pudo recuperar su puesto laboral, por decisión del Concejo Municipal. 

Fue el único querellante en la causa donde fueron condenados a 8 años y 6 meses los genocidas del Cordón Industrial, Rubén Osvaldo Cervera y Horacio Hugo Maderna; y el primer civil con la misma condena que los efectores directos, Pedro Alberto “Pili” Rodríguez. Casado declaró en el juicio oral, pero falleció el pasado 13 de junio, dos meses antes de la sentencia, y no pudo ver a sus verdugos tras las rejas.

                                     Manuel Casado el día de su declaración en el juicio

Los años del terror
"El 25 de marzo voy al cementerio a llevar flores a mi padre con mi madre y tres hermanas. Cuando regresamos, frente al Banco Nación de San Lorenzo se detienen un auto y un camión con soldados, se bajan unos soldados, me pegan dos culatazos en la parte de atrás de la cabeza y me suben al camión", relató Casado en su declaración frente al Tribunal.

A Manuel Casado lo secuestraron el 25 de marzo de 1976, en la famosa “esquina de los bancos” de San Lorenzo. Lo trasladan a la Municipalidad de San Lorenzo, donde es interrogado por Rubén Cervera, quien cumplía la función de intendente de facto, y Horacio Maderna, secretario de gobierno de esta intervención militar. Simultáneamente ejercían la jefatura del Batallón de Arsenales N° 121 de Fray Luis Beltrán. 

De ese interrogatorio y esos golpes sufridos en la municipalidad, es llevado a su casa, donde se realiza un allanamiento. Luego es trasladado, ya en forma de desaparecido, al Batallón de Arsenales de Beltrán. Permanece privado de su libertad entre 48 y 72 horas. Luego deciden “blanquearlo”, pasarlo bajo dependencia del Poder Ejecutivo Nacional, y el destino que le dan es la jefatura de la ciudad de San Lorenzo.

Allí permanece detenido aproximadamente 10 días en carácter de preso político. Decidieron darle la libertad, luego de que muchos de sus compañeros trabajadores y su familia se apostaran en la jefatura. Posteriormente, Manuel relató lo que le había ocurrido. Producto de esto fue considerado un elemento subversivo y retirado de su trabajo: no solo sufrió lo peor del terrorismo de estado sino que quedó excluido de la esfera laboral durante largos años, y con temor de que lo volvieran a secuestrar.

La antesala de la verdad
“En el 2003, con la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Manuel Casado concurre a los Tribunales Federales de Rosario y radica la denuncia correspondiente por los hechos que había sufrido”, cuenta Soledad Chiodín, referente del Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial.

“La denuncia quedó efectiva en 2004 y se logra el procesamiento de Cervera, Maderna y Rodríguez. Se les libra a los tres la orden de detención”, explica. Y continúa: “Luego de algunos episodios como el intento de fuga de Maderna y el estado prófugo de Rodríguez se logra que los tres cumplan 72 días de arresto hasta que se les da la libertad bajo fianza.”

Maderna, Cervera, Rodríguez… ¡al banquillo!

                                   
                                       Los 3 imputados en pleno juicio

El juicio por la causa de Manuel Casado comenzó el 22 de marzo de 2013, y la sentencia se dictó el 8 de septiembre del mismo año. Los jueces a cargo del Tribunal Oral Federal Nº 1 fueron Otmar Paulucci, José María Escobar Cello y María Ivon Vella. Según Chiodín, “ver a los genocidas en el banquillo dando respuestas durante 4 meses y medio, fue un sueño hecho realidad”.

Un testimonio determinante fue el de Reinaldo Vivas, intendente sanlorencino depuesto por la dictadura. Frente a los jueces contó que Cervera y Maderna le propusieron que colabore con ellos, a lo que él respondió: “Yo no tengo nada que hacer acá. Esto es un golpe de Estado, a mí me eligieron por el voto. Me voy a mi casa”. Y efectivamente se fue, pero frente a la negativa del pedido de la cúpula militar, al otro día fue preso y secuestrado varios días.

El punto resaltante de la declaración de Vivas fue lo dicho sobre Pedro Alberto Rodríguez. El ex intendente depuesto, explicó que Rodríguez ingresó a la Municipalidad como su asesor personal legal, y luego fue consagrado por los militares que intervinieron como Secretario de Asuntos Jurídicos de la municipalidad. “Rodríguez es un traidor y un entregador”, aseguró Vivas, refiriéndose a que entregaba a sus compañeros de militancia dando la información necesaria al gobierno de facto para que los identificaran. Mi opinión sobre Rodríguez es esta.

“Para que el Plan Sistemático funcionara, había una cuestión fundamental que era la Inteligencia: los militares necesitaban saber sobre el territorio, quiénes eran los militantes y los obreros organizados en sindicatos u organizaciones políticas. Por eso el del 76 fue un golpe pergeñado desde el poder económico y la parte civil, y ejecutado por las fuerzas de seguridad”, manifestó la referente del espacio por la Memoria.

Además, durante el juicio hubo otras personas que aportaron el marco histórico de los acontecimientos. Tal es el caso de los periodistas José Maggi, quien contó cómo mutó la figura de Rodríguez en el tiempo y cómo logró camuflarse en democracia; y Carlos del Frade, quien realizó una reconstrucción histórica expresada en varios libros como “El litoral 30 años después” y “Santa Fue” sobre cómo y de dónde venían las órdenes que se llevaban a cabo en el Cordón.

También fueron relatos muy importantes los de Juan Nóbile, antropólogo del Equipo Argentino de Antropología Forense y director del Museo de la memoria de San Lorenzo, quien brindó material fotográfico y de periódicos de la época; Luis Lapisonde, sobreviviente de los tormentos en el Batallón de Arsenales, y Edilio Quiroga, compañero de militancia de Manuel Casado y los demás desaparecidos de la zona. Entrando acá podes leer una entrevista a Edilio.

La voz del fiscal 
Luego de manifestar los tormentos sufridos por Casado, y de dejar en claro que se atacaba a los trabajadores organizados de manera sistemática, el fiscal Gonzalo Stara pidió 20 años para los militares retirados Cervera y Maderna, y 18 años para Pedro Alberto Rodríguez, el civil de inteligencia que fue considerado como partícipe necesario.

En los alegatos, Stara indicó que "los tres imputados conformaron, junto a otras personas, y bajo las órdenes de Cervera, un grupo que llevó adelante el plan sistemático de represión ilegal en la zona; para ello, cometieron secuestros, torturas y asesinatos en cumplimiento de los designios de dicho plan". Y continuó: "Todos los secuestros realizados en el Cordón Industrial fueron llevados delante de la misma manera y en el mismo operativo, dirigido por las mismas personas", haciendo referencia a las otras víctimas desaparecidas de las ciudades del Cordón.

Para el Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial, “el mayor desafío del juicio era ponerle el contenido de CÍVICO-militar a lo que fue el golpe de Estado”. Es decir, la influencia que tuvo Pedro Alberto Rodríguez como civil considerado partícipe necesario para el “señalamiento” de los militantes. El fiscal sentenció: "Bajo la dirección del jefe del Batallón, coronel Cervera, Rodríguez integró un grupo compuesto principalmente por miembros del Batallón de Arsenales, que operó en la zona llevando adelante la persecución de militantes políticos y sindicales" y agregó que "el acreditado conocimiento de los cuadros políticos y sindicales de la zona por parte del imputado le permitieron al grupo llevar adelante su misión de manera eficaz".

Defendiendo lo indefendible 
Respecto a la estrategia de la defensa, Chiodín expuso: “Trascurre todo el juicio, y al momento de hacer la defensa, de replicar los argumentos que había esbozado el fiscal Gonzalo Stara, cometen el error abismal más grande que se ha escuchado en un juicio de delitos de lesa humanidad: pedir la proscripción de los hechos como si los sufridos por Manuel Casado hubiesen sido hechos de la esfera penal común (que prescriben a los 10 años) y no de delitos de lesa humanidad (que no prescriben)”.

De esta manera la defensa no negó los hechos: rectificó que Casado fue secuestrado, pero no dentro del marco del llamado “plan sistemático de exterminio”, sino que fue un secuestro común, de un particular sobre otro particular.

La referente del Espacio por la Memoria opinó que “fue una aberración, porque los abogados transitaron más de 3 meses por un juicio de lesa humanidad” y que “se trató de una falta de respeto completa a la Justicia por intentar tomarle el pelo a los magistrados y a la sociedad toda, minimizando esta cuestión a la esfera personal”.

Después de 38 años, JUSTICIA
Jueves 8 de agosto de 2013, una fecha histórica para la militancia por los derechos humanos del Cordón Industrial. Los tres acusados fueron condenados a la pena de 8 años y 6 meses de prisión, por los delitos de privación ilegítima de la libertad, calificada por su carácter de funcionarios públicos y por mediar violencia y amenazas, en concurso real con la aplicación de tormentos, calificado por ser la víctima un perseguido político. Tanto Cervera como Maderna fueron condenados en condición de coautores de los delitos. Rodríguez, en cambio, fue encontrado como “partícipe necesario”. Clickeá acá para leer la crónica de la sentencia.

En diálogo con el diario rosarino La Capital, el presidente del TOF N°1, Otmar Paulucci, indicó sobre la sentencia: "Puede preguntarse por qué a Rodríguez se le dio la misma pena que a los que ordenaron la detención y la tortura. Porque su colaboración fue más importante; porque era el que realmente tenía la información clave para detener a Casado. Era la llave. Si él no decía nada, no encontraban a la víctima. Y no era un empleado que se asustó y colaboró por miedo a que le pasara algo a él. Sabía lo que hacía, y es más; después obtuvo un ascenso en la Municipalidad".

Próximo objetivo: la “Causa Grande”
La sentencia de la causa Casado fue un avance monumental en la lucha por la justicia del Cordón. Sin embargo, fue solo un primer escalón hacia la victoria final: aún queda por delante la llamada “Causa de los Trabajadores” (o Causa Grande). Se trata de la que juzga las desapariciones de 17 compañeros del Cordón Industrial, que militaban junto al sindicalista. Soledad Chiodín, dijo al respecto: “Se encuentra en plena etapa de instrucción, casi llegando al final de esa etapa que es donde se presentan todas las pruebas. Estamos a la espera de que en las próximas semanas sean llamados a indagatoria los considerados responsables de los hechos”. Los responsables son, en efecto, los mismos imputados que la causa Casado. Desde los organismos de derechos humanos esperan la condena de prisión perpetua.

Una respetuosa celebración de la sentencia

La sentencia de la causa Casado se dictó en un marco de conmoción en Rosario.
Los allegados a la causa se mostraron satisfechos por la misma.


Ya es costumbre que los organismos de derechos humanos organicen una jornada de celebración con murgas, bandas de música, color y alegría fuera de tribunales, para esperar las sentencias de los juicios de lesa humanidad. Sin embargo, no era una semana cualquiera en Rosario: la sentencia de la causa Casado se dictó el pasado 8 de agosto, dos días después de la explosión del edificio de Salta 2141 que conmocionó al país entero. 

Por esa razón, la celebración fue distinta a la de otras sentencias: el Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial decidió suspender la actuación de las bandas de folklore que estaban previstas. Además hubo un minuto de silencio para Manuel Casado, fallecido durante el juicio, y por los muertos de la tragedia que había sucedido a escasas cuadras del Tribunal.

Desde muy temprano fueron a “hacer el aguante” (según definieron a esta cronista), los familiares de la querella, militantes del Espacio por la Memoria del Cordón, el espacio Juicio y Castigo de Rosario, Madres de plaza de mayo, APDH, y militantes de distintas organizaciones políticas como el Movimiento Evita, Martín Fierro y Santiago Pampillón.

Alrededor de las 13 horas se escuchó un grito de alegría unánime cuando el presidente del Tribunal Otmar Paulucci pronunció la condena de 8 años y medio para el civil Pedro Alberto Rodríguez como partícipe necesario de la privación ilegal de la libertad y los tormentos a Manuel Casado el 25 de marzo de 1976. Minutos antes el Tribunal les había atribuido la misma condena a Rubén Cervera, quien cumplía la función de intendente de facto de San Lorenzo, y Horacio Maderna, secretario de gobierno de esta intervención militar, que a la vez ejercían la jefatura del Batallón de Arsenales N° 121 de Fray Luis Beltrán (que funcionó como centro clandestino de detención). 

Con lágrimas en los ojos y sonrisas imborrables a la vez, la mujer y los hijos de la víctima descendieron abrazados las escaleras del lugar, quizás con bronca porque Manuel no pudo ver presos a los genocidas tras 37 años de lucha por justicia. 

Apenas terminada la lectura de la sentencia, en el Boulevard de Oroño al 900 comenzaron a pintar una gran bandera con los nombres de los desaparecidos del Cordón Industrial. Simultáneamente, se improvisó una radio abierta para transmitir las vivencias y las palabras de los allegados a la causa.

"Estoy contento, a pesar de que mi padre no lo pudo disfrutar. Tengo una impotencia, un dolor en mi corazón, de verlo en la foto y no poder estar adelante. Siento mucho dolor porque esto lo peleó y es una verdad histórica. Le doy gracias a Dios", expresó Roberto Casado, hijo de la víctima, quien tenía 7 días en el momento en el que allanaron su casa. 

Edilio Quiroga, compañero de militancia de Casado y testigo en el juicio, aseguró que la sentencia le dejó “una sensación de tranquilidad”. "Queremos recordar y pedir justicia por los 17 desaparecidos del cordón que faltan llegar a juicio. Ese era el espíritu de Manuel, pedir justicia no sólo por él sino por todos los compañeros desaparecidos", afirmó.

Soledad Chiodín, referente del Espacio por la Memoria, aseguró: “Hoy tenemos que estar orgullosos, no solamente le dimos batalla y contenido con esta lucha a esta dictadura cívico militar, sino que empezamos a cambiar entre todos la historia de San Lorenzo, el poder, el poder económico, las corporaciones, están presas. A seguir adelante, nos falta la causa grande, la justicia para los 17 compañeros”. Y culminó: "Me tiemblan las piernas aún. Volvemos heroicos a San Lorenzo, somos un puñado de diez que nos vamos a multiplicar en miles. Se terminó en San Lorenzo la mentira, se terminó".

El acto finalizó con el recuerdo de cada uno de los 17 compañeros desaparecidos del Cordón seguidos de la consigna “presentes, ahora y siempre”, mientras se hacía una suelta de globos negros en señal de luto.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Las contradicciones de la democracia: "Pili" Rodríguez camuflado en el poder


Pedro Alberto “Pili” Rodríguez: el civil que fue la clave a la hora de “marcar” a sus compañeros frente a la cúpula militar. Quizás el peor de los culpables del genocidio de estado en el Cordón Industrial, porque a su accionar inhumano se le suma el componente imperdonable de la traición. Así y todo, en democracia se recicló en el poder. 

Fue diputado provincial en los últimos años de la década del '80 y los primeros del '90; después se desempeñó como secretario de gobierno de la intendencia de Armando Traferri en San Lorenzo. Aún estando procesado desde 2004 como “partícipe necesario de privación ilegítima de la libertad seguida de tormentos de Manuel Casado y otros”, y habiendo estado prófugo de la Justicia, este señor no se da por vencido. En septiembre de 2009 logra una banca en el concejo de San Lorenzo tras obtener 5000 votos con el Partido Vecinal. 

¿Cómo puede representar al pueblo desde funciones públicas peronistas, si traicionó a ese movimiento entregando en bandeja a la muerte a aquellos hombres militantes del 76’? Pero sobre todo… ¿cómo logra un sujeto de estas características permanecer en el poder durante tanto tiempo? 

La primera cuestión tiene que ver con un “pejotismo” liberal totalmente alejado de las bases peronistas, ajeno a ese sueño colectivo por el que tantas almas dejaron la vida. La respuesta a la segunda pregunta, se vincula a un vacío legal que garantizó la impunidad durante muchos años. Si bien el 7 de diciembre de 2009 se sancionó la ley provincial que establece que “no podrán ser candidatos a cargos públicos electivos aquellos partícipes en cualquier grado de los delitos de violación a los derechos humanos”, Pedro Rodríguez ya había sido electo. En ese sentido, los concejales de San Lorenzo debían respetar la banca del Partido Vecinal, pero tuvieron que votar si impugnaban o no las cualidades de Rodríguez. Así lo hicieron, y decidieron negarle su lugar en el concejo por amplia mayoría: 6 votos para que se vaya, 1 para que se quede (de Gustavo Oggero, candidato radical que metió en el concejo 3 de las 4 bancas que se renovaron el domingo pasado) y 1 abstención. 

¿Por qué se necesitaron 26 años de democracia para apartar del poder a semejante personaje? Y por otro lado… ¿cómo puede la gente seguir eligiendo a un hombre que cometió delitos de lesa humanidad? ¿Por desinformación? ¿Por desinterés en la política? 

Aún hoy, a 30 años del regreso de la democracia en la Argentina, nos queda una gran deuda pendiente: generar una conciencia colectiva que implique el compromiso del ciudadano con la cuestión pública. Solo así tendremos una sociedad mejor. Solo así no habrá más lobos disfrazados de corderos en las esferas del poder.

sábado, 26 de octubre de 2013

"Lograr todos estos juicios es una victoria de la paciencia"

 Edilio “Didi” Quiroga fue militante de la JP de San Lorenzo y secretario del intendente depuesto de esa ciudad

Edilio “Didi” Quiroga, el “Sordo”, me recibe en el local del Movimiento Evita de San Lorenzo, donde actualmente sigue militando para concretar aquellos sueños setentistas. Desde la bandera que cubre toda una pared nos mira María Luisa Cuatrín, compañera desaparecida, quien fuera novia del ahora entrevistado. Con la voz llena de emociones, habla sobre la organización de la militancia en el Cordón Industrial, la toma de conciencia de lo que sucedía en tiempos difíciles, su decisión de salir del país, la vuelta al Cordón y la sentencia de la causa Casado. “El golpe se veía venir. La triste experiencia es que cada dictadura es más dura.” 

¿Cómo estaba organizada la militancia del Cordón Industrial? 
Bueno… era una época de mucha efervescencia en todo el país y fundamentalmente en los sectores fabriles como era el Cordón Industrial de San Lorenzo (en realidad todo el Cordón desde la provincia de Bs As hasta Puerto San Martín) por la gran cantidad de obreros que existía. Era un lugar de muchos conflictos, de reivindicaciones. Había militantes con una gran participación, peronistas y organizaciones de izquierda, además de un tejido social de solidaridad entre los vecinos, con mucha conciencia política. Había distintos niveles de compromiso: algunos lo tomaban con más entrega, y comenzaban a encuadrarse en alguna organización política. En mi caso comencé a militar en una cosa inorgánica que era la Juventud Peronista. Éramos miles de militantes en todo el Cordón. 

¿Qué pensaban, qué sentían cuando empezaron a tomar conciencia de lo que pasaba?
La necesidad de organizarnos contra las dictaduras, en este caso la de Onganía, que fue de tipo corporativo. No sabíamos pero con el tiempo nos fuimos enterando que las FFAA respondían a un plan de la oligarquía y el imperialismo. Era toda una represión a Latinoamérica preparada en la Escuela de las Américas en Panamá que dirigía la CÍA. Por otro lado, sin tener un mayor conocimiento, se defendían las conquistas logradas: lo que había logrado el peronismo en cuanto a justicia social era bastardeado por esta dictadura. En el mundo se vivía una etapa de resistencia de los pueblos. Nos influenciaron mucho las distintas luchas de los pueblos del tercer mundo, la Revolución Cubana, y las rebeliones del Mayo Francés. 

Después de la resistencia se confiaba en un golpe militar al estilo nacional como fue el de Juan José Valle y otras intentonas. Pero si bien hubo militares ejecutados y presos, héroes de la resistencia, la mayoría de las víctimas eran trabajadores. Ante el fracaso de que era imposible un contragolpe nacional y popular, la militancia comenzó a percibir que había que organizarse para tomar el poder en forma cruenta, que era la única posibilidad que dejaban las dictaduras. En mi caso comencé una relación con una organización de superficie que era el Movimiento Revolucionario Peronista. Que en realidad era un aparato de superficie de las Fuerzas Armadas Peronistas. También surgieron las FAR de origen marxista que después adhieren al peronismo. Y la más conocida que es la organización político-militar Montoneros. En el Cordón Industrial había un sector importante que era el Peronismo de Base, que planteaba recuperar la experiencia el fenómeno peronista pero con una alternativa independiente de la estructura oficial. Se consideraba Perón un líder pero no el conductor. Y también fue muy importante una escisión de Montoneros que fue la columna Sabino Navarro, a la que pertenecían muchos de los ahora desaparecidos del Cordón.

¿Cómo los encontró el 24 de marzo del 76’? 
Ya veníamos muy golpeados. Después de la Primavera Camporista vino la masacre de Ezeiza, se derechiza el gobierno y en el 74 después de la muerte de Perón, se queda la AAA. Fue una introducción al terrorismo de estado, con crímenes a la militancia. Acá fuimos muy perseguidos en ese aspecto, tal es así que tenemos 3 víctimas en el 75’: María Luisa Cuatrín, Roberto De Grandis y Carlos Vergara. 

El golpe se veía venir. La triste experiencia es que cada dictadura es más dura. En el 55 fue la Fusiladora, pero esta (la de 1976) fue especialmente sistemática en cuanto a represión. El 24 no teníamos idea de lo que iba a pasar por ejemplo con la desaparición de personas. No percibíamos para nada que iba a ser brutal ni con una ejecución tan organizada, y una complicidad civil importante. El 24 de marzo encarcelan a Manuel Casado que era nuestro Secretario General. Allí vemos que lo destituyen a Vivas. Después supimos que se negó a colaborar, por lo cual también fue detenido al día siguiente por 60 días. Le ofrecieron quedarse pero se fue por la puerta grande, en cambio otros funcionarios se quedaron a colaborar por mucho tiempo. 

Todo el país era una carnicería, pero concretamente ya habíamos sufrido la pérdida de los 3 compañeros que te nombré. Por eso prácticamente vivíamos en una semiclandesitnididad, cuidándonos. Pero bueno, no nos dieron tiempo. A Manuel lo secuestran, lo despiden de la municipalidad; luego tuvo que irse de la ciudad porque tampoco podía trabajar y por el permanente acoso por haber sido un militante social. 

¿Usted se quedó en san Lorenzo?
Si, un tiempo. Bueno, en Julio la idea era irse. Por supuesto teníamos alguna organización defensiva, pero era tan grande la represión… Nos enteramos que había desaparecido Hugo Parente, aproximadamente el 9 de julio se entera la familia. Ante esa desaparición, nos reunimos con los compañeros, y algunos decidieron quedarse. En el caso mío y de otros compañeros decidimos abandonar la ciudad. Me fui un día martes 15, 16 de julio. 

¿Cuál era el destino? 
Bueno… por todas las pertenencias políticas, había algunos posibles contactos para salir del país. Pero también es cierto que todas las organizaciones estaban diezmadas en forma absoluta. Lo cual no justifica la represión posterior, porque no había ya una posibilidad de producir algún hecho por parte de las organizaciones revolucionarias que hiciera peligrar la estadía de la dictadura. Un sector de la Sabino Navarro se empezó a ir del país. Casi todas las grandes organizaciones se fueron vía Brasil. 

Después de haberme reunido con Kruppa y con Riquelme, quienes deciden seguir resistiendo, yo decido irme. Me voy en colectivo, la primera noche paro en el centro-este santafesino y luego trato de salir hacia Tucumán donde supuestamente había un contacto para salir del país. Y ahí pierdo el contacto. No encuentro a nadie, y no había teléfono, nada viste. En realidad pensé que habían caído todos, pero no: felizmente el contacto que tenía vive, y pudo salir a Bolivia con un matrimonio de Rosario. Así que yo me vuelvo a donde pude, a viejas relaciones de amistad, más de amistad que de parentesco. Y sobrevivo ahí, hasta que vuelvo a Rosario en el 83’ sin saber todavía si era buscado, si no era buscado. 

¿Qué le pasó por la cabeza al volver al Cordón después de tantos años?
Fueron muchos años de soledad, eso es lo que yo sentí: soledad. Porque como vos veras no se pudo realizar ningún organismo familiar acá. Durante el 83, teníamos algunos contactos con dos o tres familiares. Con Casado algunas charlas cuando volvió a San Lorenzo. El poder represivo se había reciclado también en democracia, incluso como peronistas. Fue muy difícil y confuso. Hasta que bueno muy de apoco se fue ablandando esto. Con el juicio de las juntas, como que la gente se había borrado y no quería hablar nadie. “Por algo será”, nos seguían reprimiendo en ese aspecto. Después se hacen los juicios por la Verdad Histórica hace aproximadamente 10 años. Significaban investigar desde algo oficial, desde la justicia, pero sin juicio, sin culpables. Todo sirvió, pero bueno, no alcanzaba. 

Después sí hubo una victoria respecto a la concientización de la gente. Y lo tienen que aceptar propios y extraños: la llegada de Néstor Kirchner fue un avance meteórico. Parecía imposible que se juzgara. Y cuando se comenzó a juzgar se robaron los expedientes en Rosario, hubo represión a los abogados, a los querellantes… Pero Kirchner da un avance meteórico respecto a la derogación de las leyes de punto final y de obediencia debida, y por la realización de los juicios. Así que bueno. De esa soledad vivida durante tantos años, volver al Cordón, tener que trabajar por ahí con algunos sectores oportunistas, hasta lograr encontrarme con jóvenes como Soledad, como Laura, las Ventoleras, que fueron los últimos militantes de derechos humanos, y puedo decir que lograr todos estos juicios es una victoria de la paciencia. Y fue eso, sentirse acompañado después de tanta soledad. La causa Manuel Casado nos dio la posibilidad de que se vivenciara todo. Yo cuando declaro me saco una mochila de encima, haber logrado estar dentro de un tribunal, contar todo, y haber podido nombrar a María, Hugo… (sale un momento a tomar aire).

Por último… ¿Qué sensación le dejó la sentencia?
Fue una condena inesperada. Un tribunal que se porto muy bien. Sabemos que si no hubiesen trabajado el expediente como correspondía, hubiera sido muy difícil probar el plan sistemático, pero finalmente se puso el caso Casado dentro de un plan. Fue la primera condena de un civil al mismo nivel que los represores directos. Los dos represores y el civil de inteligencia, todos tuvieron 8 años y 6 meses. Y hasta no sentirla dicha por el tribunal uno no lo cree. 

Hay algo que yo siento, que va más allá de venganza. Por supuesto que quiero que estén presos. Pero el hecho de la sentencia reivindica no solo a Manuel Casado sino a los luchadores, y a toda la gente que clamó por la verdad en el Cordón. Porque toda la época de ocultamiento fue muy dura. Yo estoy muy satisfecho.

jueves, 26 de septiembre de 2013

"La ciencia es un bien cultural"

Carina Cortassa en el congreso de Comunicación Pública de la Ciencia

La investigadora del Conicet habló sobre 
la importancia de la comunicación de la ciencia 
y la actualidad científica en Argentina

Carina Cortassa es Máster en Ciencia, Tecnología y Sociedad por la Universidad de Salamanca y Doctora en Ciencia y Cultura por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es docente en la UNER e investigadora en el centro REDES, una unidad adscripta al Conicet, donde estudian temas referidos a la percepción y comunicación pública de la ciencia. Con las ideas bien claras y un discurso sólido, la investigadora asegura que su trabajo se conjuga con el apoyo de la familia y los amigos. “Uno tiene que tener los pies sobre la tierra y mantener las prioridades personales”, afirmó. También se refirió a la importancia de la comunicación pública de la ciencia, las diferencias entre los estudios de percepción y comunicación, el impacto de las redes sociales, y opinó que la realidad científica argentina se encuentra en una “pendiente ascendiente”. 


Comunicar, poner en común
Según la investigadora, es importante que la gente tenga acceso a la ciencia, primer lugar, desde la perspectiva humanística. “Podemos pensar que la ciencia es tan parte de nuestra cultura como cualquier otra manifestación cultural”, aseguró. Y ejemplificó: “Todos quisiéramos que la gente tuviera acceso al arte, a la música, a la pintura, al teatro… bueno: la ciencia es un bien cultural”. Por otro lado, le interesa el acercamiento de las personas a la ciencia desde un punto de vista político. “La participación en los debates científico-tecnológicos es un derecho del ciudadano contemporáneo, del mismo modo en que uno tiene derecho a participar en las discusiones sobre salud, educación, presupuesto, economía”, explicó Cortassa. Y agregó que “para que esa sea una participación responsable, el ciudadano tiene que estar informado y al tanto”.

Luego la Doctora indicó que el objetivo de los comunicadores de la ciencia es “traducir” o reconstruir el discurso científico. Es decir, que los mediadores comunicacionales puedan tomar el discurso técnico de la ciencia -que no pertenece al lenguaje cotidiano-, y hacerlo no solamente inteligible para el resto de la sociedad, sino también atractivo, que despierte el interés de los receptores.

La percepción y la comunicación pública de la ciencia, son campos de estudio que tienden a solaparse y confundirse. Cortassa clarificó el panorama explicando que: “El campo de percepción y comprensión pública de la ciencia tiene que ver con cómo circula el conocimiento científico en la sociedad, y qué tipo de actitudes, intereses, valoraciones se desarrollan entre los ciudadanos”. Mientras que la comunicación de la ciencia, “es el modo a través del cual la ciencia circula y contribuye a crear esas actitudes, intereses, motivaciones”.

Aquí y ahora
Para Cortassa, las redes sociales significaron un punto de inflexión en la comunicación en general, lo cual impactó en la rama de la ciencia. Se refirió a los blogs, y la posibilidad de establecer redes de gente conectada por un mismo interés. Advirtió que “ya no hablamos de medios masivos en los que no sabemos a quiénes nos estamos dirigiendo, sino que se van conformando comunidades en la blogósfera, o en facebook, de gente interesada en eso en particular”. Y destacó un fenómeno puntual: “Hay un grupo en facebook que se llama “I fucking love science”, que empezó con una chica australiana que creó un grupo para compartir fotos y curiosidades de ciencia, y hoy tiene cientos de miles de seguidores. Es un grupo en el cual todos participamos y contribuimos, cooperamos, discutimos, nos enteramos”.

Respecto a la situación de la ciencia en Argentina, opinó: “Desde hace algunos años empezamos a tener una “pendiente ascendiente” en cuanto a cantidad de gente que nos estamos dedicando a esto, los congresos son cada vez más multitudinarios”. Y resaltó que “de a poco la comunicación científica y la creación de “cultura científica” empieza a ser tenida en cuenta en las políticas de ciencia y tecnología”. “Están entendiendo, y entender significa algo bien clarito: significa empezar a poner presupuesto, que la ciencia no se termina ahí (en el ámbito científico). Si no llega a la sociedad, queda trunca. Y así como crear conocimiento requiere presupuesto, hacerlo circular y difundir, también”. 

Hace casi 20 años, el ministro de economía Cavallo mandaba a “lavar los platos” a Susana Torrado, una científica del Conicet. Carina Cortassa, calificó ese hecho como una “doble denigración”: no solo a una mujer, sino a la ciencia nacional. También reconoció que la situación de la mujer en la ciencia argentina en la actualidad no es “tan igualitaria como quisiéramos”, pero que cada vez ingresan más mujeres becarias al Conicet y a las carreras científicas. “Espero que sigamos avanzando en un camino positivo, y sobre todo lo que espero es que nunca más un ministro de economía mande a la ciencia argentina ni a las mujeres científicas argentinas a lavar los platos. Ahí sí podríamos hablar de un avance cultural y político importante”, concluyó.