martes, 18 de marzo de 2014

Una respetuosa celebración de la sentencia

La sentencia de la causa Casado se dictó en un marco de conmoción en Rosario.
Los allegados a la causa se mostraron satisfechos por la misma.


Ya es costumbre que los organismos de derechos humanos organicen una jornada de celebración con murgas, bandas de música, color y alegría fuera de tribunales, para esperar las sentencias de los juicios de lesa humanidad. Sin embargo, no era una semana cualquiera en Rosario: la sentencia de la causa Casado se dictó el pasado 8 de agosto, dos días después de la explosión del edificio de Salta 2141 que conmocionó al país entero. 

Por esa razón, la celebración fue distinta a la de otras sentencias: el Espacio por la Memoria, la Verdad y la Justicia del Cordón Industrial decidió suspender la actuación de las bandas de folklore que estaban previstas. Además hubo un minuto de silencio para Manuel Casado, fallecido durante el juicio, y por los muertos de la tragedia que había sucedido a escasas cuadras del Tribunal.

Desde muy temprano fueron a “hacer el aguante” (según definieron a esta cronista), los familiares de la querella, militantes del Espacio por la Memoria del Cordón, el espacio Juicio y Castigo de Rosario, Madres de plaza de mayo, APDH, y militantes de distintas organizaciones políticas como el Movimiento Evita, Martín Fierro y Santiago Pampillón.

Alrededor de las 13 horas se escuchó un grito de alegría unánime cuando el presidente del Tribunal Otmar Paulucci pronunció la condena de 8 años y medio para el civil Pedro Alberto Rodríguez como partícipe necesario de la privación ilegal de la libertad y los tormentos a Manuel Casado el 25 de marzo de 1976. Minutos antes el Tribunal les había atribuido la misma condena a Rubén Cervera, quien cumplía la función de intendente de facto de San Lorenzo, y Horacio Maderna, secretario de gobierno de esta intervención militar, que a la vez ejercían la jefatura del Batallón de Arsenales N° 121 de Fray Luis Beltrán (que funcionó como centro clandestino de detención). 

Con lágrimas en los ojos y sonrisas imborrables a la vez, la mujer y los hijos de la víctima descendieron abrazados las escaleras del lugar, quizás con bronca porque Manuel no pudo ver presos a los genocidas tras 37 años de lucha por justicia. 

Apenas terminada la lectura de la sentencia, en el Boulevard de Oroño al 900 comenzaron a pintar una gran bandera con los nombres de los desaparecidos del Cordón Industrial. Simultáneamente, se improvisó una radio abierta para transmitir las vivencias y las palabras de los allegados a la causa.

"Estoy contento, a pesar de que mi padre no lo pudo disfrutar. Tengo una impotencia, un dolor en mi corazón, de verlo en la foto y no poder estar adelante. Siento mucho dolor porque esto lo peleó y es una verdad histórica. Le doy gracias a Dios", expresó Roberto Casado, hijo de la víctima, quien tenía 7 días en el momento en el que allanaron su casa. 

Edilio Quiroga, compañero de militancia de Casado y testigo en el juicio, aseguró que la sentencia le dejó “una sensación de tranquilidad”. "Queremos recordar y pedir justicia por los 17 desaparecidos del cordón que faltan llegar a juicio. Ese era el espíritu de Manuel, pedir justicia no sólo por él sino por todos los compañeros desaparecidos", afirmó.

Soledad Chiodín, referente del Espacio por la Memoria, aseguró: “Hoy tenemos que estar orgullosos, no solamente le dimos batalla y contenido con esta lucha a esta dictadura cívico militar, sino que empezamos a cambiar entre todos la historia de San Lorenzo, el poder, el poder económico, las corporaciones, están presas. A seguir adelante, nos falta la causa grande, la justicia para los 17 compañeros”. Y culminó: "Me tiemblan las piernas aún. Volvemos heroicos a San Lorenzo, somos un puñado de diez que nos vamos a multiplicar en miles. Se terminó en San Lorenzo la mentira, se terminó".

El acto finalizó con el recuerdo de cada uno de los 17 compañeros desaparecidos del Cordón seguidos de la consigna “presentes, ahora y siempre”, mientras se hacía una suelta de globos negros en señal de luto.

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