lunes, 20 de agosto de 2012

Nosequé

Sí, malísimo hablar de amor, diug, qué cursi. Qué palabra de mierda. Pero todos caímos, estamos cayendo o vamos a caer. O a subir. Depende qué sea para nosotros ese desfigurado, toqueteado y manoseado concepto.

El otro día me pregunté con qué se sentía. Con la cabeza, seguro que no. Con el corazón tampoco, es un órgano que bombea sangre y punto. El alma es una mentira inventada por viejos filósofos que fue usada por la religión y bastardeada por la ciencia. Entonces, al no poder descubrir la ubicación física de eso que nos hace sentir, llamémoslo nosequé. El nosequé -obviamenteno sabe. No sabe nada. Solamente siente.

Hay veces que por algún motivo, o varios, la mente choca con el nosequé. Porque esta sí sabe.  La parte pensante se opone al otro ser que formaba parte del vínculo, y, estúpidamente (pero, pobre, no le digan así que no tiene la culpa de no poder pensar) el nosequé se alía a ese enemigo de la conciencia. Entonces termina siendo una lucha entre el nosequé y la propia mente. Entonces explotás.

Mentira, no explotás, eso es lo peor. Convivís en un sí y un no constante, entre accionar o no según una u otra de las partes. Por un lado, lo que debés. Por otro, lo que sentís. Y como resultado de ese encuentro, te das cuenta de que si fueras un perrito que duerme la siesta y tiene quien le haga mimitos y le dé de comer, estarías mejor.

Es que el perro no conoce el nosequé. Si lo conociera, nunca más disfrutaría del Dog Chaw como si lo fuera todo. Sí, así como te pasó a vos, que estabas en la mejor, sin querer ni querer querer, que no lo necesitabas, pero que el nosequé sedujo a tu cabeza por un tiempo y ahora pensás que no vas a poder disfrutar nunca más de ese estado de no querer ni querer querer que antes te daba tanta paz. Hasta que aparece un nuevo nosequé de otro color. Y volvés a empezar.



martes, 14 de agosto de 2012

Not singing in the rain

Estábamos ahí parados
indiferentes al diluvio
empapados de lo mismo,
como si no existiera otra cosa 
que sus ojos y los míos. 

Nos llovía de lo mismo,
nos inundamos de lo mismo.
No saber, no querer
no saber qué querer
no querer saber
ni saber querer.

Lo habíamos hipotecado:
olores, gestos, risas. 
-en cuotas
siempre sale más caro-

No hubo que decir más nada.

Y la vida siguió,


como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

martes, 7 de agosto de 2012

Evita, de evitar

Por Juan Sasturain, 1986

Había una vez un verbo
un verbo sin decir/ sin gritar/ un 
verbo calladito y sin balcón
un verbito nomás
un verbo más o menos
sin jugar ni conjugar
sin tiempo ni modo 
ni voz/ ni vos no yo tampoco 
teníamos el verbo:
HABÍA UN SILENCIO ASÍ


Pero el verbo se hizo carne
y habitó (evitó) entre nosotros 
EVITA (dijo el verbo)
Evita tú/ evite él/
evitemos nosotros
evitamos —dijo el mosquito—
y la historia araba, evitaba
para él y con nosotros
arrastrados por ella.
Ella, Evita (de evitar) 
arrastró por todos 
se arrastró (para los arrastradores)
le enrostraron arrastrada
y era verdad (oh mentirosos)
que los llevaba a la rastra 
de la nariz/ de los huevos
los llevaba la hembra 
con olor de la historia
entre la piernas/ entre las manos
entre las masas y hacia la calle
(y el amor) con el pueblo
a los gritos, oh escandalosa.
EVITA (le decían) evita
hacer olas, y Evita no evitaba:
oleaba, olía, el celo de la gente
la arrastraba.
El arrastre de Evita: oh señora, 
arrastra pro nobis.


Dicen mis amigos/ que mi vino es triste 
pero ella vino (de venir)/ verbalizó:
Evita tú —me dijo— el vino entristecido
Evita (de evitar)
las noches largas
las amargas rachas
las tantas Nachas
dijo Evita y vino (de venir)
conjugó el verbo
invitó el vino (de beber) bebió/
bendijo/ el agua de las fuentes
las patas de las fuentes
las manos de los fuegos y
metió/ las manos en el agua
el agua en el fuego
el huevo en el agua
(ponía huevos Evita) y 
con éste le puso sal/ con éste
le puso amor y con éste sí,
con éste (les dijo) no 
a los Pícaros/ no a los Gorditos
Evitó que los Pícaros Gorditos
se
lo
comieran
Todo.


Después tendió
la mesa en la plaza
dio de comer (no a las palomas)
dio de creer en el plato (no a los creyentes)
en la plaza
Y un día dijo (Evita dijo): Eviten 
sacar los pies del plato pero
—sobre todo—
NO SAQUEN NUNCA LAS PATAS DE LAS FUENTES
(Hay que volver a las fuentes, revisó 
el re-visionista que re-veía).
Dijo y decía mi madre: Evita (de evitar)
las malas (cuídate Juanito de)
las malas compañías
—carteles grandes/ grandes compañías—
dicen: EVITA elegir/ elige EVITAR dicen 
evita/ las salidas de fábrica
las camisas salidas
los descamisados
Evita/ los descamisados (y no sólo):
no te descamises
no te descarriles 
no te amontones
EVITA (de evitar) los amontonados:
te tocan (de tocar) o te toca (de morir)
como le tocó a aquél o al otro 
por amontonado. Evita, evita entonces.
Si evitas —digo, decían—
si EVITA fuera o sería
o viviera sería pero
eso
es 
“lo que hubo de haber habido”/
decía El Que Te Dije/ porque ya 
No Es (de to be: ser o estar)
por que el verbo se hizo cáncer
(la carne dejó al verbo sin sujeto/
sin sujetar/ se soltó sola)
y deshabitó entre nosotros:
Y HUBO OTRO SILENCIO ASÍ.


Pero EVITA —decíamos— evita los temores 
los tumores
la mala sangre
la mala leche de los años en tres
la coartada de volver, de ser millones de montones
no te vayas no, carajo:
aparta de mí esa hora/ las veinte y veinticinco/
no entres/ no salgas a la inmortalidad/ evita
EVITA las inmortalidades, evita/
Lo Inevitable.


Y colorín (Evita —dijo— la moraleja)
colorado (evita la queja, la moda vieja)
este cuento se ha
No acabes, compañera: Evita, no te 
Entregues, no te vayas
aguanta todavía/ otro día/ peronista
no te calles compañera
porque hubo/ había una/ dos veces
un verbo bien dicho y conjugado 
Conjugue, compañera
descamise/
renuncie, funde/
dignifique, compañera
Evite el silencio: preséntese
Preséntese que
se siente
se siente todavía
bajito se siente, se siente.

viernes, 3 de agosto de 2012

Palabrerío sobre el amor

Por Alejandro Dolina

"Uno se enamora cuando uno convierte a esa mujer, no en linda, inteligente y graciosa - eso lo es cualquiera- sino en única e irremplazable para su vida. El erotismo consiste en disfrutar de un fenómeno físico grato. Con el erotismo da lo mismo Juanita o María si están muy bien las dos. Con el amor no hay ninguna posibilidad de reemplazar a nadie. El amor sucede por razones misteriosísimas, no tienen que ver con el lomo ni la inteligencia que sirvieron para gestar una atracción. El amor es imposible de prever, sólo sucede. Es una sensación física. Se parece a una patada en el corazón dada desde adentro. Un golpe en el plexo solar. Hay una enorme sensación de temor a la pérdida de ese ser. Una enorme ansiedad antes de la consumación y después una ansiedad permanente porque el amor es peligro, es como estar parado en una piedra movediza. Por eso no sirve para nada el amor garantizado, cuando eso sucede estamos negando el amor en su esencia. El amor, a diferencia del erotismo, le da un carácter único a esa persona. Uno se enamora de alguien y esa persona es absolutamente irremplazable, pero para que funcione mejor ese carácter irreemplazable, uno mismo va agregando a la persona amada virtudes que ya no tiene del todo. En cierto modo el amor es un engaño concertado, los dos saben que el otro se hace una imagen superior a la realidad, pero admiten y fomentan ese engaño porque es preferible. Es el engaño el que enamora, pero no en el sentido de la traición, sino en el de dotarse uno, y dotar al otro, de virtudes supernumerarias. Una vida sin amor no vale la pena...Una raza de inmortales, a lo mejor no necesitaría del amor. Por empezar no necesitaría del acto de la procreación de manera que es posible que el amor no fuera necesario. Lo que reemplaza a la inmortalidad es el amor, seguro."Mi amor es un será o a veces es un fue, pero no pasa nunca por el es". Eso es siempre eso es siempre, uno se da cuenta de que ha sido feliz después. El amor es una cosa que sucede en el pasado o en el futuro, en el presente sucede el erotismo, pero el amor siempre es así, o fue o será. El amor es así, es fugitivo, es muy difícil. Cuando es no nos damos cuenta, lo vivimos como una cotidianeidad aburrida en cambio, cuando se fue, recién llegamos a la categoría de amor maravilloso.Uno se enamora de quien tiene poder sobre uno; naturalmente que las armas de ese poder son la belleza, la seducción, la tonicidad espiritual. Cuando uno ve una mujer que te dice "yo te voy a hacer sufrir", uno dice, caramba. Las mujeres que no pueden hacerme sufrir naturalmente no me interesan.El amor tiene un componente de dolor inevitable que, a mi juicio, está relacionado con su componente de goce. El que tiene la piel tan gruesa como para no sufrir, tampoco podrá gozar. El que tiene sensibilidad para gozar también la padecerá a la hora de sufrir."

miércoles, 1 de agosto de 2012

Que sí, que no


¿Pospongo la alarma del celular o me levanto? ¿Café con leche o chocolatada? ¿Me llevo la bufanda? ¿Me quedo hasta el final de la clase? ¿Voy a hacer pis o se me pasa el colectivo? ¿Me siento al lado de ese amigo de la secundaria que no para de hablar o me hago la dormida con los auriculares? ¿Pongo la lista de reproducción o dejo el aleatorio?

Más o menos insignificantes, más o menos definitorias, la vida es una sucesión de decisiones. Consciente o inconscientemente, vivimos eligiendo caminos y dejando otros de lado.

¿Qué puede cambiar si tomo café con leche en lugar de chocolatada? Indirectamente provoco un crecimiento en la demanda de la industria cafetera y desfavorezco a la industria chocolatera. Pero a mí no me cambia nada. ¿Qué puede cambiar si me llevo o no la bufanda? Posiblemente me resfríe, pero con un té con miel de la abuela se soluciona.

Sin embargo, existe una feroz encrucijada que se nos presenta en la vida, y que determina vorazmente nuestro destino. Sí, señores, se trata de poner la lista de reproducción o el aleatorio. Y es justamente esa, mis queridos lectores, la cuestión que me interesa resaltar de esta inmensa sucesión de decisiones cotidianas.

Al poner la lista de reproducción del celular, se que apenas me subo al colectivo voy a escuchar Calamaro, que cuando voy por la autopista le sigue Guasones, y que llegando a la facultad escucho esa canción que tanto me gusta de Fabi Cantilo. Y listo. 

Cuando elijo el aleatorio, -que a veces parece conocerme tanto y me regala esas canciones que necesito escuchar- la cosa es más emocionante.  La voz de una canción se va apagando, y viene ese segundo de silencio incierto. Todo se queda quieto. Y sin avisar empieza a sonar ese rocanrol que me vuela los tímpanos porque tenía el volumen a todo lo que daba -la canción anterior era más tranqui-. 

No, no les estoy tomando el pelo. ¿Ustedes estaban esperando una profunda reflexión sobre la vida? Acá está. Esta disyuntiva, a primera vista boba e intrascendente, se traslada a nuestra manera de vivir. 

Podemos hacerle caso a lo preestablecido, a lo -entre comillas- correcto, a esas voces que nos dicen dónde pisar para no caernos, al camino seguro.

O ponemos quinta a fondo con el aleatorio en los auriculares, y aceleramos sin mirar las señales de tránsito ni los espejos retrovisores.

Es fácil decirlo así tan metafóricamente en una nota de un blog. Es fácil hacerse la nomeimportanada cuando una está entera. Porque además si chocás, vas a chocar también con el te lo dije de esas voces que te recomendaban el camino seguro. 

Igual es preferible chocar y levantarse mil veces, a nunca aprender a manejar.


"Quemarnos para poder quemar,
sin escuchar la sirena 
de los mediocres y de los imbéciles 
que nos hablan de prudencia"

LO DIJO EVITA Y ASÍ QUIERO VIVIR
A LA MIERDA.