¿Pospongo la alarma del celular o me levanto? ¿Café con
leche o chocolatada? ¿Me llevo la bufanda? ¿Me quedo hasta el final de la
clase? ¿Voy a hacer pis o se me pasa el colectivo? ¿Me siento al lado de ese
amigo de la secundaria que no para de hablar o me hago la dormida con los
auriculares? ¿Pongo la lista de reproducción o dejo el aleatorio?
Más o menos insignificantes, más o menos definitorias, la
vida es una sucesión de decisiones. Consciente o inconscientemente, vivimos
eligiendo caminos y dejando otros de lado.
¿Qué puede cambiar si tomo café con leche en lugar de
chocolatada? Indirectamente provoco un crecimiento en la demanda de la
industria cafetera y desfavorezco a la industria chocolatera. Pero a mí no me
cambia nada. ¿Qué puede cambiar si me llevo o no la bufanda? Posiblemente me
resfríe, pero con un té con miel de la abuela se soluciona.
Sin embargo, existe una feroz encrucijada que se nos
presenta en la vida, y que determina vorazmente nuestro destino. Sí, señores,
se trata de poner la lista de reproducción o el aleatorio. Y es
justamente esa, mis queridos lectores, la cuestión que me interesa resaltar de
esta inmensa sucesión de decisiones cotidianas.
Al poner la lista de reproducción del celular, se que apenas
me subo al colectivo voy a escuchar Calamaro, que cuando voy por la autopista
le sigue Guasones, y que llegando a la facultad escucho esa canción que tanto
me gusta de Fabi Cantilo. Y listo.
Cuando elijo el aleatorio, -que a veces parece
conocerme tanto y me regala esas canciones que necesito escuchar- la cosa
es más emocionante. La voz de una canción se va apagando, y viene ese
segundo de silencio incierto. Todo se queda quieto. Y sin avisar empieza a
sonar ese rocanrol que me vuela los tímpanos porque tenía el volumen a todo lo
que daba -la canción anterior era más tranqui-.
No, no les estoy tomando el pelo. ¿Ustedes estaban esperando
una profunda reflexión sobre la vida? Acá está. Esta disyuntiva, a primera
vista boba e intrascendente, se traslada a nuestra manera de vivir.
Podemos hacerle caso a lo preestablecido, a lo -entre
comillas- correcto, a esas voces que nos dicen dónde pisar para no
caernos, al camino seguro.
O ponemos quinta a fondo con el aleatorio en los
auriculares, y aceleramos sin mirar las señales de tránsito ni los espejos
retrovisores.
Es fácil decirlo así tan metafóricamente en una nota de un
blog. Es fácil hacerse la nomeimportanada cuando una está
entera. Porque además si chocás, vas a chocar también con el te lo dije de
esas voces que te recomendaban el camino seguro.
Igual es preferible chocar y levantarse mil
veces, a nunca aprender a manejar.
"Quemarnos para poder quemar,
sin escuchar la sirena
de los mediocres y de los imbéciles
que nos hablan de prudencia"
LO DIJO EVITA Y ASÍ QUIERO VIVIR.
A LA MIERDA.
Tremendo, Celi (: Aleatorio rules <3 Me encantó.
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