martes, 14 de agosto de 2012

Not singing in the rain

Estábamos ahí parados
indiferentes al diluvio
empapados de lo mismo,
como si no existiera otra cosa 
que sus ojos y los míos. 

Nos llovía de lo mismo,
nos inundamos de lo mismo.
No saber, no querer
no saber qué querer
no querer saber
ni saber querer.

Lo habíamos hipotecado:
olores, gestos, risas. 
-en cuotas
siempre sale más caro-

No hubo que decir más nada.

Y la vida siguió,


como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario