Yo creo que hay un closet femenino. Así como hay un closet heterosexual. Su emblemática
“salida del closet”, con la angustia y la valentía que esto supone, se asemeja
al closet femenino del cual tenemos que
salir para disfrutar de esas otras
partes de lo que somos.
El salir del closet femenino implica dejar de ver la vida a
través de un rulero. Dejar de ajustarse
a esos históricos y conservadores patrones de mujer que la voz masculina –
relatora de la historia de la humanidad- nos fue narrando desde el Génesis.
¡Libertad, mujeres del mundo! ¡Y FELIZ DÍA!
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