Madrugada de lunes, cinco am. El abecedario se termina después de la zzZzzzZz. Como el sueño. De la pieza a la cocina. Abro la heladera, tomo agua. Me vuelvo a acostar. Juego a los jueguitos del celular. Pierdo. Voy a hacer pis el agua que tomé hace un rato. Me vuelvo a acostar (parte II).
Es una estupidez pero no puedo dejar de pensar que en unas horas me inscribo definitivamente. -¿Por qué a esa y no a tal otra? Eeeh, porque sí. Es como muy para mí. -¿Segura? Creo. -Mirá que confío en vos, no vaya a ser cosa queee.. -¡¿Que qué?! -No se, digo, que no te guste.. que no sea lo que esperás.. -Qué me importa. No tengo miedo a que pase un tiempo y cambiarme, de todo se aprende. -Pero mirá que los años perdidos se cobran muy caros, y además.. -¡¡Callate querés!! No se de dónde saliste tan pesimista vos, me cacho en dié. Chau. (A veces es mejor no consultar con la conciencia).
Ya fue, no te dormís más- me dije. A la cocina a tomar una lechona con un Havanna de chocolate que trajo el viejo. Con la netbook al lado, leyendo los diarios, haciéndome la importante. Bondi con la banda.
Y ahí sí. Te hiciste rogar, pero ya eran las 10.55 cuando te pisé. -Y sos linda guacha-. Esa mística que se respira enamoró también a mi conciencia rebelde. Las paredes ni se ven. Afiches. Afiches. Afiches por doquier. Linda, hermosa. ¿Cómo no te voy a querer?
Jajaja bien tuya la carrera y bien tuya la forma de escribir, qué querés que te diga... Te zarpás!
ResponderEliminarEncima que la encontramos a Maria Cash en el quiosco... Increible lo que se vive ahi... De 10 lo que escribiste amiga
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