martes, 23 de agosto de 2011

Vivir despeinada

Por MAFALDA -¿quién más?-


Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad.

El mundo está loco; definitivamente loco.

Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro.

El sol que ilumina tu rostro arruga.

Y lo realmente bueno de esta vida, despeina.

- Hacer el amor, despeina.

- Reírte a carcajadas, despeina.

- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.

- Quitarte la ropa, despeina.

- Besar a la persona que amas, despeina.

- Jugar, despeina.

- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.

Así que como siempre cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado.

Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Es ley de la vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.

Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera.

El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Peinate, ponéte, sacate, comprate, corré, adelgazá, caminá derechita, ponete seria.

Y quizá debería seguir las instrucciones pero ¿cuándo me van a dar la orden de ser feliz?

Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres:

Entregate, comé rico, besá, abrazá, hacé el amor, enamorate, relajate, viajá, saltá, levantate temprano, corré, volá, cantá, ponete linda, ponete cómoda, admirá el paisaje, disfrutá, y sobre todo, dejá que la vida te despeine! Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.



domingo, 21 de agosto de 2011

lo (in)diferente

Por Paulo Freire

Que alguien se vuelva machista, racista, clasista, lo que sea, pero que se asuma como transgresor de la naturaleza humana. Que no me venga con justificaciones genéticas, sociológicas o históricas o filosóficas para explicar la superioridad de la blanquitud sobre la negritud, de los hombres sobre las mujeres, de los patrones sobre los empleados. Cualquier discriminación es inmoral y luchar contra ella es un deber.

jueves, 18 de agosto de 2011

Carta abierta a mí.

Hola, mi querido yo. ¿Todo bien?

Te preguntarás por qué me dirijo a vos de esta manera tan poco convencional. La verdad es que.. yo también me lo pregunto, así que no te sabría decir.

Sucede que últimamente ando perdida. Viste como es. Se me mojó el mapa tomando mates y no lo puedo leer. La brújula se me volvió loca, y no hay guita para el GPS.

Tengo suficiente biodiesel en el tanque como para dar la vuelta al mundo las veces que quiera. Así que no me afecta la ausencia de estaciones de servicio desde hace cientos de kilómetros. ¿O si?

Pensándolo bien creo que el problema es justamente ese. La ausencia de estaciones de servicio. Pero no por la falta de biodiesel –del que dispongo infinitamente-.

El problema está en que no me cruzo ni con una estación de servicio, ni converso con un alma que no sea la mía desde hace mucho. Vengo manejando en el desierto. Y me aburre, me cansa, me desconcierta también.

Te cuento que hace un poco de frío acá (no es un desierto cualquiera, de esos calientes y secos como los que vende Discovery Channel). Todo es así como gris. Y a la noche el cielo no se llena de estrellas como antes, como en esas noches de verano con olor a pasto recién cortado. ¿Te acordás de las estrellas gigantes que tocábamos sin siquiera tener que hacer puntitas de pie? Esas, esas ya no están. Yo no sé donde se metieron. Eran tan lindas.

Mierda. Mi memoria puede rescatar solamente un par de imágenes, aunque difusas, de mi auto caminando por el asfalto, siendo abrazado por pasto verde y flores asquerosamente lindas, perdiéndose en la inmensidad del sol del horizonte. Bah, vos te debes acordar más que yo porque sos como una especie de conciencia.

Yo estuve pensando, estuve pensando mucho. Porque quiero salir de este desierto, es malísimo. Pero no puedo empezar a buscar la solución si no sé dónde se radica el problema.

Puede ser que esté manejando en círculos: siempre lo mismo, siempre las mismas cosas son las que no me dejan permanecer en la ruta copada, en el camino donde me encuentro conmigo.

Quizá tenga que asumir que las flores se pudren, se resecan después de cierto tiempo por las leyes de la naturaleza. Y que las únicas flores eternas son las de plástico.

¡O ya sé! Manejé tan fuerte, feliz y ciegamente que, sin querer, salí del área de cobertura floral, pensando que era interminable.

Quién sabe.

¡Pará!¡No!¡No puede ser! Tratando de encontrar dónde estaba el problema desapareció todo. El auto, la ruta, el paisaje. Hasta el desierto. Ahora sí que estoy perdida. Estoy tan perdida, que hasta dejé de estar perdida, porque desaparecieron también mis ganas de encontrarme.

Ya no quiero que aparezca otro auto. No quiero otra ruta, ni otro paisaje. Tampoco necesito mapas, ni brújulas, ni GPS. No extraño las noches de verano. Ni las estrellas gigantes. No quiero nada de eso.

Me alcanzaría una sola risa más, con el sol saliendo del río iluminándote la cara.

martes, 9 de agosto de 2011

El mundo y la mujer

La mujer, además de los obstáculos de la vida normales en cualquier ser humano, carga con uno más: el simple hecho de pertenecer a su género. Siempre, a lo largo de toda la historia, tuvimos que que luchar para que nos reconozcan las cosas que en los hombres eran incuestionables.

Sin ir más lejos, la Biblia nos enseña que para que haya una Eva, antes tiene que existir un Adán que le de una costilla. El "texto sagrado" dice que Adán estaba solo, y por eso Dios LE (sentido de pertenencia) creó una compañera. La mujer sería como un accesorio, algo que existe para que el hombre no se aburra solo en la Tierra.


Violencia de género
El estereotipo de mujer tradicional nos describe como seres frágiles, tímidos, delicados, indefensos. Dependientes del supuesto "género fuerte". El mundo creó papeles rígidos que asignan al hombre el poder y el control, y a las mujeres la sumisión y aceptación. La mujer es la cuidadora del hogar, una romántica empedernida. El hombre tiene autoridad y poder, que puede ser abusado hasta el punto en el que la violencia llega a ser legítima. Y lo peor de todo es que nosotras mismas nos creemos esto, y, además, lo alimentamos.
Según organismos internacionales, la violencia de género es la primera causa de muerte o invalidez para las mujeres entre 15 y 44 años; y al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido a lo largo de su vida un acto de violencia de género, ya sea física, psicológica o sexual. Sin embargo, la mayoría de las víctimas borra con liquid paper esas escenas de su mente, y se limita a gritar en silencio.

Barbie multifunción
Los medios masivos de comunicación son uno de los ámbitos más importantes en los que se desarrollan roles o papeles sociales. Infinitas publicidades esconden -o muestran orgullosamente- cómo deben ser los componentes de una sociedad ideal. A la mujer la presenta como un objeto, un producto erótico, sexual y estético, sin identidad propia, donde sólo pone su cuerpo y belleza al servicio de las satisfacciones de los hombres.
También la presenta como la eterna ama de casa, titular de todas las obligaciones del hogar, dependiente económica de su marido, sonriente e impecable promocionando productos de limpieza.

Resumiendo: Debe ser una perfecta amalgama de todas las facetas antes descriptas y ganarle por afano al mejor robot inventado hasta nuestros días. Obediente, eficiente en los quehaceres de la casa y en la cama. Tiene que lavar los platos y refregar los pisos (pero siempre arreglada y con las uñas pintadas). Tiene que buscar a los chicos a la escuela (pero también matarse en el gimnasio).

Yo me pregunto.. ¿Por qué muchas mujeres se quejan por lo bajo pero asumen ese papel sin cuestionamientos, como una única realidad posible y obligada?

Sucede que las pibitas crecen entre Barbies. La mujercita ideal. Rubia, con medidas inalcanzables, que invita a cometer sutilmente el pecado del plástico. La Barbie veterinaria, la doctora,¡la militar!, ¡¡la anoréxica!! Y obviamente la ama de casa, con todos los accesorios, y hasta una tarjeta de crédito que les inculca la cultura del consumo desde antes que empiecen a hablar. Es muy difícil, entonces, que después se independicen de ese tan subrayado estereotipo de mujer.

"Detrás de Junto a cada hombre hay una gran mujer."
A ver, señoras, señoritas y niñas.. ¡Despertemos! Rompamos con todos estos esquemas, luchemos activamente por una igualdad sustantiva, concreta, diaria. Sin feminismo ni machismo. Pero no una igualdad basada en la homogeneidad, sino en una igualdad real, lo que implica enfatizar las diferencias y complementarnos sin someter a nadie.

Como dijo el Che.. "Hay que endurecerse sin perder la ternura, jamás".

Rebelde con causas

Podría empezar esto dejando fluir palabras que expresen todo el odio al mundo, cual adolescente incomprendida; lleno de discursos baratos y extensos, o quejarme, o insultar, o cerrar todo al carajo.

Pero no, lleno mis pulmones de paciencia y paso a usar este blog para exteriorizar via escritura lo que tengo adentro de esta cápsula que no se si merece ser llamada cuerpo.

Quiero comentarles, que desde no hace mucho tiempo, se despertó en mí algo extraño: una especie de síndrome peleador que no puedo controlar.

No lo califico como algo malo ni bueno, solo sé que existe.

En la vida cotidiana siempre escuchamos, vemos, leemos pequeñas manifestaciones de machismo, racismo, colonialismo cultural, la estética impuesta por los medios. Que las mujeres vayan a lavar los platos; que los "bolitas" son pseudo personas; adolescentes ciegamente inmersos en la cultura yankee, que andan por la vida menospreciando todo lo que sea de origen nacional por el solo hecho de serlo; mujeres que entregan su vida a la estética, al consumismo, al mundo donde quien no tiene no es, el "dime que marcas usas y te diré quien eres".

Y cuando escucho, veo, leo ese tipo de manifestaciones, se enciende mi yo más profundo. Trato de domarlo cuando las condiciones no son las propicias para el debate o el intercambio de opiniones. Pero cada vez soy más vulnerable a sus efectos.

"Andá rebelde sin causas" se burla mi fakin vieja.

No es posible que enumere las causas que me llevan a la mal llamada rebeldía, porque ni siquiera las conozco en su totalidad. Y me resultan incomprensibles. Pero en algunos de los próximos textos trato de encontrarles explicación.



miércoles, 3 de agosto de 2011


Y que en tu risa viva el arte de que rían los demás.

lunes, 1 de agosto de 2011

Ansiedaddd

Estoy ansiosa. Muy ansiosa. Quiero empezar la Facultad. Ya. O aunque sea conocerla. Y conocer gente con la que me voy a cruzar por los pasillos en mis próximos años de vida. Qué bueno encontrarse con gente a la que le guste lo mismo que a uno. Quiero saber quiénes van a ser mis amigos. Los profesores. Cómo va a ser mi rutina. Si me gusta. Si no me gusta. Quiero participar en cosas. (no se qué, pero me gusta la expresión "participar en cosas".) Quiero, quierooo.

Don Salmón

Por Alejandro Dolina

"El peronismo ha sido muchas veces actor principal de acuerdos y concertaciones políticas.

Hay, por otra parte, un arsenal de pensamientos burgueses que garantizan la conveniencia de buscar coincidencias.

Algunos llegan a decir que en realidad, todos deseamos lo mismo y que discrepamos acerca de las metodologías.

Por Alejandro Dolina

Se ha llegado a sostener que las ideologías habían muerto y que bastaba con elegir buenos administradores para que gobernaran.

Todo esto viene acompañado con un continuo elogio de las buenas maneras en las discusiones políticas y aún en los conflictos sociales.

A cada momento se nos propone a nuestra admiración la conducta de príncipes sonrientes o de antagonistas que se dispensan elogios mutuos durante las negociaciones.

Estas escasas palabras servirán primero para saludar todas estas ideas que acabo de exponer.

¿Quién soy yo para no ovacionarlas de pie?

Pero también, y como humilde despacho en disidencia, propongo un tímido elogio del desacuerdo, de la bifurcación, de la heterodoxia, de la herejía.

Después de todo, las revoluciones surgen sólo de desacuerdos: el hombre es un mono disidente.

Me permito entonces, subrayar la acción política de Néstor Kirchner como venturoso gestor de desacuerdos.

El se atrevió a recorrer caminos que nadie se atrevía a transitar y que parecían alejarse de las concurridas avenidas centrales que recomendaban los poderosos del mundo global.

Y se metió por unas calles ya olvidadas cuyos nombres sólo se pronunciaban en los foros estudiantiles, en las reuniones de soñadores y en rincones que siempre estaban alejados del poder político.

Esas calles de desacuerdo ahora pueden reconocerse: una conduce al crecimiento del mercado interno…

Otra al control del comercio exterior…

Está bien el boulevard de la intervención del Estado o la esquina de la ley de medios, la plaza de la asignación por hijo y los veredones del desendeudamiento.

Algunas de estas calles habían sido recorridas por otro señor en 1946.

Cuando alguien del poder político se atreve a caminar estos senderos termina por llegar a un distrito donde el poder político no está en el mismo lugar que el poder económico.

Y la bifurcación se produce y son inevitables los ataques de las corporaciones y de los poderosos que tratarán de conseguir el regreso de los gobernantes tránsfugas hacia las avenidas iluminadas de sus intereses.

Hace muchos años hubo por televisión un debate entre el doctor Teodoro Bronzini, líder socialista e intendente de Mar del Plata, y el doctor Becar Varela que militaba en el partido que entonces tenía al menos el coraje de admitirse como conservador.

Fue una conversación muy amable y el moderador se sorprendió al fin del programa de que hubieran coincidido en tantas cosas.

En realidad, no era sorprendente, ambos políticos formaban parte de una visión liberal del mundo y eran funcionales a los intereses de las corporaciones.

¿Cómo no van a ser amables si en el fondo pensaban lo mismo?

Néstor Kirchner no les parecía amable a las corporaciones.

En verdad, ningún otro presidente salvo aquel otro señor de 1946, les pareció tan desagradable.

Y lo atacaron como a nadie

¿Por qué?

No porque Kirchner tuviese mal carácter y fuera confrontativo como quien es cascarrabias.

No se trataba de una cuestión de carácter: este tipo había tocado sus intereses.

Y fue el único que lo hizo.

Todos los demás parecían aceptables en algún momento porque también en algún momento eran funcionales a los intereses del poder económico.

Y eso es todo lo que quería decir, a veces no hay más remedio que disentir, que persistir en el desacuerdo.

Hoy casi por única vez en nuestra historia, el poder político no está donde está el poder económico.

Y este hombre que ahora se ha ido produjo un último acto de `insujeción`.

Su muerte encendió la luz, y como en un refusilo vimos algo que la cerrazón de los medios había ocultado en la oscuridad: las calles laterales, las que no recomendaban los poderosos, estaban llenas de gente."