jueves, 13 de octubre de 2011

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar..

Supongo que de chiquita debo haber querido ser maestra, veterinaria, o doctora. Y estrella de rock en mis tiempos libres. Más tarde quise -o pensaba que debía ser- contadora, o secretaria, o algo así entre papeles y números en una oficinita. Y hace relativamente poco creo estar segura de querer meterme en esto, de dejarme ser en hojas en blanco. Descubrí que me encanta esto la comunicación, de transmitir ideas y opiniones. Pero se acercan las malditas inscripciones. Y me lleno de preguntas. Y tengo un retroceso mental que me lleva a los 5 años y mi época de los por qués.

Siempre pensé esa cuestión en tiempo futuro. Siempre pensé hipotéticamente las respuestas a la pregunta sobre ¿qué quiero estudiar cuando sea grande?. Y me rehúso a pensar que tengo que ir suprimiendo la parte que dice cuando sea grande. Primero porque, el "ser grande", es hoy, ya mismo, aquí y ahora. -El futuro llegó hace rato-. Y segundo porque, ni cerca, soy grande. Con 17 años no me siento preparada para decidir el destino del resto de mi vida. Es una locura. Ni siquiera sé qué va a ser de mí dentro de veinte minutos.

Así que tengo miedo. También estoy un poco ansiosa. Pero sobre todo tengo miedo, como supongo le pasó y le va a pasar a la mayoría de las personas en este momento de la vida por los siglos de los siglos. Pero ojo, no le tengo miedo a "perder un año". Tengo miedo a que pasen dos, tres, cuatro y no encontrarme conmigo. 

Alguien alguna vez me dijo que para saber cuál es tu vocación, tenés que pensar en eso que harías sin que te paguen. Tengo miedo de tener 50 años y no poder decir eso de mi trabajo. Tengo miedo de darme cuenta en algún momento de mi vida que no fui por el camino correcto. Bah, como dice el título de la entrada, se hace camino al andar. Pero ¿quién carajo me cuenta cómo se hace el camino que más me haga feliz en mi vida? ¿Por qué carajo no inventan un manual o algo que me tire alguna pistita?

Tengo incertidumbre. Ganas de quedarme acá, tocando la guitarra, en el punto donde se dividen mil doscientos millones de caminos. Y lo peor es que, por más que me aconsejen, por más que me haga todos los test vocacionales existentes en la Tierra, la decisión es exclusivamente MÍA y PARA MÍ

Soy como una mochilera, con un equipaje enorme, con unas ganas enormes de viajar también. Pero frente a un mundo de posibilidades, sin brújula ni dirección. Espero no naufragar. 


1 comentario:

  1. Es el mismo miedo que la mayoría tiene, al menos yo siento la misma inquietud... Ya me queda poco y nada, así que veremos que decide más que nada el corazón por sobre el interés del futuro que es relativo...

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