Este año aprendí a dejar las canciones enteras cuando escucho música. A vivir, bah. Porque la vida es como una canción que no podemos cambiar, ni atrasar, ni adelantar, ni ponerle pausa. Por más que nos guste solo el estribillo tenemos que escucharla toda. Y a veces los versos más feos y escondidos nos traen sorpresas re zarpadas.